NARRADORA FEMENINA En cada nación de la Tierra, la gente común defiende los derechos humanos donde ven una necesidad. Hay personas que enseñan en barrios marginales peligrosos y enseñan a niñas donde no está permitido. Médicos, enfermeros y trabajadores humanitarios atienden a personas heridas en zonas de guerra y personas enfermas en campos de refugiados. Los abogados luchan por la libertad de expresión en regímenes totalitarios donde hablar puede significar la cárcel o, peor aún, la ejecución. En todas partes, los activistas se pronuncian a favor de las personas vulnerables, marginadas o que no pueden hablar por sí mismas. En todas partes, personas como nosotros actúan para que se protejan los derechos humanos de todos. Algunas de esas personas arriesgan su libertad y su seguridad física. Otras se arriesgan a ser ridiculizadas y sufrir las consecuencias de enfrentarse a normas culturales o al poder político. Cada vez que promovemos la libertad de expresión o la libertad de creencias, promovemos los derechos humanos. Cada vez que actuamos, ya sea haciendo algo pequeño o algo grande, para asegurar la libertad contra el temor y la pobreza, protegemos esos derechos para todos. Todas las vidas salvadas; todos los niños educados; todas las personas curadas; todos los prisioneros políticos liberados. Defender los derechos humanos en cualquier parte es defender los derechos humanos en todas partes.