113 - Dar testimonio - Centros de exterminio

NARRADOR Sobrevivir en los centros de exterminio era casi inaudito. Los pocos que sobrevivieron, que aún vivían cuando se produjo la liberación y luego sobrevivieron a los desafíos del desplazamiento, a menudo eran los únicos supervivientes de sus familias. Ellos son testigos presenciales de las atrocidades cotidianas de los centros de exterminio. Siegi Izakson: VOZ MASCULINA “La mejor manera de describir lo peor de Auschwitz para mí fue el hecho de que veía la muerte cada segundo de cada día. Veía pasar camiones con víctimas que iban a ser ejecutadas, veía un transporte detrás de otro que venía con gente que se ejecutaba. Y lo sabía. Uno olía el hedor de la carne quemada de los crematorios y sabía lo que estaba pasando…” NARRADOR Louise Joskowitz: VOZ FEMENINO “…Nos afeitaron por completo... Se llevaron lo que teníamos... fotos y cartas de familiares... Se llevaron todo”. NARRADOR Ilsa Koch Seelig: VOZ FEMENINO “Dormíamos en filas, en unos tipos de estantes grandes y paja, y todos dormíamos en filas. Recuerdo que tenía hambre y frío, y estaba lleno de piojos... Había piojos por todos lados…” NARRADOR Allen Wayne: VOZ MASCULINA “Los sanitarios eran tan solo una zanja… Si uno quería salir por la noche para ir al baño, le disparaban, porque significaba que estaba intentando escapar”. NARRADOR Mady Deutsch: VOZ FEMENINO “Nos contaban todas las mañanas y todas las tardes, y nos parábamos delante de esas barracas desde la madrugada, alrededor de las 4:00 de la mañana durante tres, cuatro o cinco horas hasta que la SS… llegaba a nuestras barracas para contarnos… Algunos de nosotros estábamos tan horriblemente enfermos que no podíamos siquiera mantenernos de pie… Cuando la SS llegaba a contarnos... los demás nos ayudaban a pararnos, ya sabe, sosteniéndonos por la espalda o por el costado... Si nos notaban débiles, no sacaban de las filas... e íbamos directo a ser ejecutados…” NARRADOR Witold Kuhn: VOZ MASCULINA “...A todos les daban un trozo de toalla y les decían que irían a darse una ducha... La cámara de gas parecía exactamente una ducha porque aún tenía un cabezal de ducha en la parte superior. Después de introducir a, tal vez, 500 o 600 personas, bloqueaban la puerta y arrojaban ese gas Zyklon por el techo. Algunos guardias de la SS alemana incluso podían mirar por la ventana de vidrio y escuchar esos gritos. Quince o veinte minutos después abrían la puerta, tomaban los ventiladores, sacaban los cuerpos...”

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Museo del Holocausto de Houston

Estamos dedicados a educar a las personas sobre el Holocausto, recordar a los 6 millones de judíos y otras víctimas inocentes y honrar el legado de los sobrevivientes. Usando las lecciones del Holocausto y otros genocidios, enseñamos los peligros del odio, los prejuicios y la apatía.

 

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