NARRADOR Mientras que los judíos eran el foco de la “solución final”, los nazis también habían identificado a varios otros enemigos, tales como los testigos de Jehová, los homosexuales, los romaníes, los sinti, los prisioneros de guerra soviéticos, las personas con discapacidades mentales, intelectuales o físicas, y los disidentes políticos de cualquier tipo. Para cuando se abrieron y establecieron los campos y centros de ejecuciones, ya habían matado a la mitad de las víctimas del Holocausto en los sitios móviles de ejecución del Este —en esencia, lugares donde se asesinaron cantidades masivas de personas, generalmente con armas de fuego—. Los tiradores a menudo eran miembros de un escuadrón de la muerte móvil especializado llamado Einsatzgruppen —grupo de operaciones—. El Einsatzgruppen funcionaba en cuatro escuadrones masivos que iban hacia el este detrás del ejército alemán. Su objetivo era asesinar con eficiencia. Debían disparar a personas hasta ocho horas por día, en algunos casos, matando a dos personas con una sola bala. Uno de los grandes enigmas del Holocausto es qué pasaba por la cabeza de los perpetradores. Colaboradores locales —civiles y policías—ayudaban al Einsatzgruppen en su tarea. Los tiroteos generalmente eran locales, públicos y presenciados por vecinos, algunos de los cuales ayudaron y apoyaron a los tiradores conduciendo vagonetas, cocinando, haciendo trabajos secretariales y cavando fosas comunes. Su método era hacer marchar a un gran grupo de sus víctimas fuera de la ciudad, recoger los objetos de valor de estas, quitarles la ropa, alinearlos o acostarlos en una zanja (a veces excavada por las víctimas) y dispararles. En una oportunidad, el Einsatzgruppe C masacró a 33,771 judíos en dos días en un barranco de Babi Yar, cerca de Kiev. El poeta Yevgeny Yevtushenko conmemora esa masacre: VOZ DE PERSONAJE—MASCULINA “...Y yo mismo soy un grito masivo silencioso sobre los miles y miles enterrados aquí...” NARRADOR Para el verano de 1941 —en respuesta al impacto psicológico en los asesinos— el Einsatzgruppen empezó a usar camiones de gas como alternativa a los fusilamientos. Se encerraba a las víctimas en una unidad cerrada en la parte posterior de un camión y se las asfixiaba con el monóxido de carbono del caño de escape del vehículo. Este método demostró ser más efectivo para matar a varios inocentes simultáneamente y fue el antecesor de las cámaras de gas que se emplearían en los centros de exterminio.