NARRADOR El 20 de enero de 1942, en un lugar prístino y hermoso del Lago Wannsee, en las afueras de Berlín, se produjo uno de los hechos más diabólicos del Holocausto. 15 líderes comunitarios y comerciales de alto rango se reunieron con oficiales nazis para articular la “solución final” de la “cuestión judía”. La matanza de judíos se producía desde hacía cierto tiempo antes de la conferencia. Los escuadrones asesinos móviles ya habían disparado a decenas de miles de personas en la Unión Soviética y Serbia. La máquina asesina nazi estaba en pleno funcionamiento. Lo que los nazis esperaban lograr en Wannsee era que los líderes altamente educados se comprometieran a avanzar en su plan de librar a toda Europa de 11 millones de judíos. Se dieron cuenta de que la ejecución de ese plan requeriría una gran cantidad de coordinación y apoyo. No hubo objeciones de ningún asistente a la conferencia. El general nazi Reinhard Heydrich declaró: VOZ DE PERSONAJE—MASCULINA “Durante el transcurso de la ‘solución final’, se consignará a los judíos bajo supervisión adecuada a una forma de trabajo apropiada en el Este. En grandes columnas de mano de obra, separadas por género, se llevarán judíos sanos a esas regiones para construir carreteras, por lo que, sin duda, se perderá un gran número a través de la reducción natural. Cualquier remanente final que sobreviva sin duda contendrá los elementos más capaces de resistir. Deben tratarse adecuadamente, ya que, al representar el fruto de la selección natural, deben considerarse como el núcleo de un nuevo renacimiento judío”. NARRADOR Lo que Heydrich quiso decir con las palabras “tratarse adecuadamente” se hizo evidente en los meses siguientes en las cámaras de gas y centros de exterminio de Polonia.