Seurat opinaba que un cuadro no solo debía ser una mera representación de la realidad. También tenía que expresar un estado de ánimo, por ejemplo la alegría, la tranquilidad o la tristeza. En “Le Chahut”, Seurat enfatiza el ambiente alegre de un café parisino con colores ligeros y cálidos y muchas líneas ascendentes. Las piernas de los bailarines, la mano del director, los bigotes de los caballeros, las bocas y los ojos de las damas, el cuello del contrabajo e incluso las flores en el fondo apuntan hacia arriba.

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AB

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