A menudo, a Giacometti se le considera un artista “existencialista”. Sus figuras frágiles, que caminan o están quietas, serían una expresión del miedo existencial y la soledad fundamental del ser humano. Pero no se sentía afín a esta filosofía. Lo que le movía era examinar y explorar cómo el ser humano se relaciona con el espacio. Quería reflejar esta relación como la vemos y la sentimos. O como su amigo Jean Paul Sartre escribió: “Giacometti muestra al hombre no solo a distancia, sino también a distancia del hombre. Crea al hombre como se ve, como el hombre está ahí para los demás”.

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AB

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