El artista francés Henri Fantin-Latour pintó un gran número de retratos, retratos de grupos y autorretratos, pero alcanzó la fama sobre todo por sus numerosas naturalezas muertas de flores, que representaba con gran minuciosidad hoja a hoja en colores suaves. A menudo ejecutaba el fondo de forma más tosca para de esta manera acentuar aún más la representación. Fantin-Latour también aplicó este principio al retrato de Eva. El rostro está pintado con gran detalle, mientras que la pintura del vestido y del sencillo fondo está aplicada con pinceladas menos precisas. Un bonito detalle es que el rododendro rosa de la esquina posee la misma estructura que las decoraciones del vestido.
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