Helene Kröller-Müller consideraba “atemporal” la obra de Van der Leck y adquirió hasta 42 cuadros y unos 400 dibujos. En 1914, Van der Leck incluso fue contratado por el matrimonio y, entre otras cosas, diseñó los esquemas de color para sus residencias. Helene escribió lo siguiente sobre “La tormenta”: “Y ahora llega un hombre como Van der Leck y representa la playa y las dunas con un gran plano amarillo ascendente y la magnificencia del mar con una única ola contra la que lucha un barco. Mediante una obra de gran concentración y de profunda comprensión nos ofrece una imagen que no podremos olvidar jamás”.
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